La Sala de Pensar.

En esto de escribir en blogs empecé en diciembre de 2007.

Por aquella época yo era becario en la Universidad de Burgos, me empezaba a quedar calvo y tenía mi MacBook y mi conexión a internet prácticamente recién estrenaditos. Y me abrí una cuenta en Fotolog para poder comentar en las páginas de esos dos monstruos del cómic, que además dibujan muy bien, que son Sarnago JR. y Chapu! No pongo sus enlaces, a sus fotologs, entre otras cosas, porque Sarnago lo ha cerrado y a Chapu a lo mejor le da vergüenza.

En fin, que a lo revival, los martes, sin motivo alguno, van a ser además de los día que hay ofertas en Telepizza, los días de La Sala de Pensar. De momento resubiré aquí los mejores post de aquel momento, sin orden cronológico ni  nada. A lo mejor hasta nuevos, yo que sé. En cualquier caso, hasta editados. ¿Qué puede pasar? ¿Que la gente de Sudamérica que busca en Google Sexo Regalado en Vertederos deje de visitarme? Pues ya ves tú, qué pérdida.

Y ahora, un bonus track.

No eche el POLLO o esPUTO ahí, no sea CHAPUzas, no sea INDIO:

 Aaaah… Nada como un café cargado y un buen tebeo para comenzar la mañana.
Pero todo se tuerce con el retortijón matutino pillándome en un sitio con tan mal váter.
¿Por qué sigo yendo al Nápoli, en Burgos, si el café es caro y el retrete da grima…?

No es sólo porque esté cerca de la estación de autobuses y la tienda de cómics Avalon
Es además porque me trae muy buenos recuerdos. En este bar he tenido tertulias memorables y se han gestado divertidas bromas privadas y asombrosas anécdotas recurrentes en mi repertorio.
…Ahora lo suyo sería contar aquello de asomarse a la ventana, adoptar una postura dramática y con voz grave recitar “Comisario Gordon, la ciudad me necesita”…
…O lo de cuando alguien dijo que a juzgar por el olor a sardinas que venía de la cocina, la camarera no llevaba bragas ese día y ella lo oyó (ahí aprendimos que es mentira que una mirada pueda matar porque si eso fuera cierto me sé de uno que tendría rota la columna por tres sitios)…
…O lo de cuando, otra vez la sufrida camarera, preguntó “¿te la caliento?” y no sabíamos si se refería a la tortilla…
Sí, sería lo suyo contar aquello. Pero no lo voy a hacer.
Cuántas tortillas… cuántas coca-colas… cuántas cervezas… cuántas historias… cuántas historietas….
Ay…. Qué tiempos aquellos…No sé qué están teniendo estos días que me ponen nostálgico.
Por cierto:
¿Os habiáis fijado en que no hay papel?
¿No? Yo tampoco.