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lunes, 30 de enero de 2017

"The Walking Dead"; televisión, cómics, zombis y Donald Trump.



–¡Necios! –decía a los transeúntes–. ¿Os movéis para ver muertos? ¿No tenéis espejos por ventura? (…)
¿Vais a ver a vuestros padres y a vuestros abuelos, cuando vosotros sois los muertos?
 
El día de difuntos de 1836. LARRA; Mariano José. El Español, n.º 368, 2 de noviembre de 1836.



Aquí se va a hablar fundamentalmente de dos cosas: De mí y de los cómics y serie de televisión conocidos como Los muertos vivientes o The Walking Dead si es que te manejas mejor con el inglés. 

De mi persona no voy a contar nada extraordinario y de la serie... No es que te vaya a revelar demasiado de la trama, la verdad, soy muy comedido. Ojo ahí, no obstante, si no quieres que te destripe nada de nada, sal de esta página, apaga el ordenador y el móvil y vete a recluirte a una cueva al menos a 2 quilómetros de la mía. Ahora bien, si llevas la serie de cómics y de televisión al día y/o te gusta vivir al límite leyendo mis desvarios, sigue bajo tu propia responsabilidad.


Se acerca San Valentín y a mucha gente sin pareja le corroe una especie de congoja por no haber encontrado aún el amor. Pero… ¿y a la gente con pareja? ¡Ah! ¡Qué presión superarse año tras año!¿Eh?¡Qué democrática esta fiesta “inventada” (¿cuál no lo es?) que hace que nos sintamos igual de mal teniendo pareja que no teniéndola!


Ya, que quizá no es una cuestión de tener pareja o no. Quizá el no saber cómo afrontar estas fechas viene de que somos imbéciles y ya está. Pero ¡eh! ¡que esto es Internet! ¿Desde cuando se admite aquí que algo es culpa nuestra y no de los demás?

Pero no he venido aquí a hablar de eso, no. Fatal tendría que estar yo para hablar de temas de pareja y peor aún vosotros y vosotras para querer leerlo. Aquí se viene a hablar de The Walking Dead ante el inminente estreno de la segunda parte de la temporada. Ya veis qué cosas… Aquello de la cesura y los hemistiquios parecía muy de versos alejandrinos, pero a las productoras estadounidenses les ha dado por trasladarlo al lenguaje audiovisual y nos cortan sin venir a cuento las temporadas.

El estreno tendrá lugar el 12 de este mes de febrero y en España anunciaré dónde y cuándo lo podremos ver tan pronto me llegue el cheque de las compañías que lo emitirán. Estaría bueno que fuera a trabajar gratis para ellas.


A lo que iba, que siento más emoción por el estreno de los nuevos episodios que por la llegada de San Valentín.

Me encanta todo lo relacionado con los zombis. Desde que descubrí la obra de George Romero, su inquietante La Noche de los muertos vivientes, siendo un adolescente, profeso una total fascinación por todo lo relacionado por estas asquerosas criaturas en constante decadencia (¡Eh! ¡Si los humanos somos precisamente eso!). Es especialmente curioso que sienta esa admiración por algo tan nauseabundo yo, que me mareo solo con tener un padrastro. Me estoy poniendo malo solo de pensarlo… No os digo más. Pero es algo que me sucede mucho: También tengo un miedo irracional a las arañas (esto es como lo de “fiesta inventada”, ¿qué miedo no es “irracional”?) y me fascina Spiderman. Supongo que no es nada que toda una vida en terapia no cure ¿verdad?

Me quiero convencer a mí mismo de que "es una afición" pero es algo así como una mezcla de síndrome de Diógenes y adicción.

No voy a ser el primero que hable de las concomitancias de los zombis y nosotros mismos como sociedad consumista y capitalista: una horda de seres, apenas humanos, descerebrados, que erramos buscando devorar sin saber muy bien por qué ni cómo. Los paralelismos entre nosotros y los zombis son especialmente patentes en el metro de Madrid entre las 6 y las 8 de la mañana. Los olores que despide mucha gente y su renqueante forma de caminar… brrrr.
Ya se ha hablado mucho de ello. Pero parecen pasar desapercibidos otros aspectos de este subgénero, no ya como metáfora, sino como fábula.
Por ejemplo, es patente en esta producción el marcado concepto de “ellos” y “nosotros” deshumanizando al contrario hasta el paroxismo, llegando hasta a cosificarlo… Da igual que sean zombis o humanos. Todos son "ellos" para todos. A eso, se suma vivir con miedo, evitando ser “el otro”… La revelación tardía de que el peligro de la amenaza radica en su número y su proximidad…  El mal que se desata de pronto sin que nadie supiéramos ver las señales, pero que estaban ahí… Ese ditirambo de la violencia como respuesta al caos… Los litros de sangre y los quilos de casquería desperdigados por ahí…
Todo, absolutamente todo lo que encuentro de atractivo en el género zombi en general, lo dicho arriba y aún más arriba, se puede encontrar en particular en The Walking Dead.
Se ha dicho por ahí que esta serie ha hecho ganar a Trump. Yo, que soy un enamorado de la hermenéutica no podía entenderlo mejor.

Portada 48 The Walking Dead
Portada del número 48 de la colección de cómics. La he sacado de Internet, @policía.


Tanto en la serie como en el cómic, están muy identificados los personajes “demócratas” y los personajes “republicanos”. Los primeros, están a favor del aborto, en contra de las armas y siempre retrasan al grupo y terminan indefectiblemente o muertos o liándolo todo de mala manera. Los segundos son los que tiran adelante, los que nunca causan nada, pero están dispuestos a resolverlo todo, valoran la vida (su vida y la de los suyos, ojo, no toda la vida) y defienden el uso de la armas. Solo llegan a emplearlas, eso sí, cuando agotan todos sus otros recursos. Lamentablemente, no es que tengan “otros” recursos.
Por supuesto, todo personaje vinculado a la política de una u otra manera, bien por “mote” (i.e: “El Gobernador”) o por profesión (i.e: la senadora o senador Monroe según consideremos televisión o cómic, respectivamente) son o la maldad personificada, o unos inútiles, o todo a la vez.
Temas como la construcción de muros, el abrirse o no a otras “comunidades” (a otras culturas o países, vamos), o la necesidad de lanzar “ataques preventivos” no le son ajenos tampoco.

No hagáis caso a muchos de los comentarios que leáis por ahí: La serie de televisión y el cómic son perfectamente disfrutables juntos y como complemento.

El cómic, quizá por llevar más tiempo o quizá porque es un medio que es capaz de pasar más “desapercibido”, trata directamente temas como el nazismo y la añoranza de tiempos más “sencillos”; una búsqueda de una nación como la de antaño, anterior aún a la del “incidente”.
Por supuesto que no creo que eso haya influido en el voto de nadie. No, en serio. No creo que ningún votante indeciso tras ver algún capítulo haya dicho: “vaya toalla con esto de los zombis, voy a votar a Donald Trump porque si no se va a armar”. No creo que esta serie la vean solo republicanos (¿acaso todos los que disfrutamos tanto de la serie de televisión como del cómic lo somos? porque yo, desde luego, no). Por supuesto que no creo que esta serie sea una loa a las virtudes republicanas (¿y qué si lo fuera, por otra parte?). Sí creo que The Walking Dead trata de temas que tocan muy directamente a los estadounidenses de una forma y a través de un medio accesible a una gran audiencia. En ese sentido cumple la función de la fabula, al aterrizar inquietudes y miedos del ciudadano y cerrarlas con una moraleja. No de forma explícita, claro, pero de manera clara y contundente. Terminar "muerto" o "vivo" es lo que valida una u otra forma de ser.
En definitiva, esta serie puede ser culpable única y exclusivamente de que trata temas de su tiempo disfrazados de ficción.  Y eso es algo que han hecho de toda la vida series como Bonanza (David Dortort, 1959), La casa de la pradera (Blanche Hanalis; 1974) o Cosas de casa (William Bickley, Robert L. Boyett, Thomas L. Miller; 1989).


Steve Urkel aprueba esto.
S
i queremos relacionar el ascenso de Trump a la Casa Blanca con los zombis, debemos prestar atención a otros factores de este fenómeno que he mencionado antes: El deshumanizar al rival y ridiculizarlo como “elemento aislado” y no tener en cuenta el poder de su número y su cercanía. Y eso, amigas y amigos, eso… Eso lo han causado los demócratas.

Hala, ahí queda eso.
Mientras… a seguir disfrutando de The Walking Dead e id cogiendo ideas para cuando a nuestros falócratas y heteropatriarcas dirigentes se les vaya el poco seso que tienen y manden todo a hacer gárgaras.
Cualquier cosa, me paráis en la calle o me escribís un comentario o al Twitter. Al Facebook no, que me he quitado.

viernes, 6 de enero de 2017

Propósitos para este año 2017: Eliminar lenguaje que promueva la cultura de la violación.

Ya hemos estrenado este año 2017 y, entre hacer el vago, jugar al ordenador, dormir y ver la televisión... no he tenido tiempo para compartir a través de unas pocas palabras cuáles van a ser mis propósitos de año nuevo.

El principal, el que considero más urgente, y no sólo para este año, sino para el resto de mi vida:

VOY A DEJAR DE USAR UN LENGUAJE QUE PROMUEVA LA CULTURA DE LA VIOLACIÓN.

Normalmente no tenemos cuidado con lo que escribimos o decimos y soltamos palabras sin control alguno y no reparamos en qué estamos diciendo realmente. Estoy convencido de que nuestra forma de hablar encierra de una forma velada cierto apoyo a la violación. No estoy diciendo que sea la causa del mal, ni que apoyéis la violación hablando así, pero  fijaos cuántas veces utilizamos estas expresiones:

  • Estoy jodido o jodida.
  • ¡Que te den por el culo!
  • ¡Que te jodan!
  • Lo que necesita es un buen polvo.
  • Está mal follado o mal follada.
  • ¡Esto es la polla! (queriendo expresar que algo es fenomenal).
  • ¡Esto es un coñazo! (con un significado de aburrido o insufrible).
  • Eres un hijo o una hija de puta (este caso me ha llamado siempre la atención: cuando alguien nos es antipático, nuestra ira se dirige hacia su madre, jamás hacia el padre).

Estas me salen a vuelapluma ¿se os ocurren más? ¡Hacédmelas saber!

Convendréis conmigo en que de una u otra manera estas expresiones señalan el forzar sexualmente a alguien como justificado, como "castigo" a algún comportamiento indebido. E, hilando más fino, si me apuráis implican que el acto ha de realizarse del hombre hacia la mujer (véanse las tres últimas expresiones).

Bueno, pues he decidido desterrar totalmente estas y otras expresiones  que pudieren cruzarse en mi camino de mi vocabulario.

En mi círculo más inmediato ya conocen mi decisión y me apoyan e incluso me corrigen cuando se me escapa alguna. Es difícil, pero con tan buena ayuda sé que lo lograré.

Uno de mis chistes estrella. Con este propósito de año nuevo, mi ya de por sí escaso registro humorístico va a quedar bajo mínimos.

Preguntas frecuentes:

"¡Eres un puto calzonazos, un mariquita, un planchabragas y un mierdas!"
Ante tamaña reflexión, fruto sin duda de un concienzudo análisis introspectivo de la sociedad y de las implicaciones de la semántica del lenguaje, no puedo sino descubrirme ante una mente tan preclara. Me encanta, sobremanera, "planchabragas". Yo ,personalmente, no planco, ni mi ropa ni la de mi compañera. Ni ella plancha la suya ni la mía. Tendemos en "perchas" y con cierto cuidad para no arrugar y, si bien no queda perfecto, a nosotros nos vale. Pero me asombra este término que implica que vives en pareja y realizas tareas domésticas como algo malo. A menudo, quien llama "planchabragas" a alguien, es porque los calzoncillos se los plancha su madre.
Te has dejado llevar por la tiranía de lo políticamente correcto. 
Yo opino al revés: Que mi postura es políticamente poco correcta. Pero si alguien lo ve de otro modo, pues eso, ¡a comentarios!
Pues tomar y beber leche carne también es apoyar la cultura de la violación.
Yo ahora estoy a este nivel. Quizá llegue a otros o quizá no. Pero de momento me encuentro aquí.
¿Estas diciendo que si yo hablo así promuevo la violación?
He dicho lo que he dicho: Que voy a eliminar ciertas expresiones de mi vocabulario pues su carga semántica apoyan la violación. No estoy diciendo que tú, ni nadie, la apruebe.
Bueno, pues nada más. Más adelante hablaré de que otro de mis propósitos ha sido largarme de Facebook, pero esa es otra historia que deberá ser contada en otra ocasión.

¿Y por aquí? ¿Cuáles son vuestros propósitos de año nuevo?