Con fecha de portada de mayo de 1994, con un guión firmado por Len Kaminski, dibujos de Chris Bachalo y acabados de Mark Buckingham, salía a la venta publicado por Marvel el número 1 de la colección de cómics Ghost Rider 2099.
El personaje original:
Los orígenes del personaje de cómic Ghost Rider se encuentran en el número 11 de la colección Tim Holt publicado por Magazine Enterprizes en octubre de 1949. Creada por Vincent Sullivan, Ray Krank y Dick Ayers en esa colección Rex Fury, un marshall de los Estados Unidos de América en 1880, combate el crimen con la doble identidad de Ghost Rider portando una máscara, sombrero, traje y caballo que brillan en la oscuridad. Años más tarde el dibujante Dick Ayers vende de nuevo la idea a Marvel y en febrero de 1967 junto con los escritores Gary Friedrerich y Roy Thomas, se publica el primer número de The Ghost Rider. Después, el personaje y la colección pasaron a llamarse Nigth Rider (desafortunado nombre, pues en plural es como se conocía a algunos grupos del Ku Klux Klan en el S. XIX) y posteriormente Phantom Rider.
Tras la corta duración de estas series (la primera The Ghost Rider sólo alcanzó 7 números), en el número 5 de Marvel Spotlight (agosto 1972) Gary Friedrerich y Roy Thomas escriben Ghost Rider, una historia dibujada por Mike Ploog en la que un joven motorista acrobático vende su alma a Satán para salvar la vida de su maestro. El diablo le engaña y, desde entonces, cada vez que lo requiere la situación, la carne del piloto se consume en fuego, dejando ver su calavera envuelta en llamas y, dotado de asombrosos poderes, recorre el asfalto sobre una motocicleta llameante repartiendo justicia. Tras la acogida de esta historia, entre 1973 y 1983 Marvel publicó una nueva colección titulada Ghost Rider protagonizada por este personaje.
De nuevo, desde 1990 hasta 1998, Marvel publicó otra serie llamada Ghost Rider en la que un joven se ve poseído por “el Espíritu de la Venganza” cuando encuentra una misteriosa moto encantada abandonada en un cementerio.
Características de la serie Ghost Rider 2099:
Como se indicaba arriba, en mayo de 1994 Marvel lanzó esta colección ambientada en el futuro y que suponía una actualización del personaje Ghost Rider. La colección duró sólo 25 números, hasta su cancelación en mayo de 1996, dejando varias tramas argumentales inconclusas.
En España, la editorial Planeta DeAgostini publicó una serie limitada titulada también Ghost Rider 2099 de 12 números desde febrero de 1995 hasta enero de 1996 donde cada número correspondía a un número de la colección original. El resto de la colección permanece inédita.
Los primeros números contaron con dibujos de Chris Bachalo y Mark Buckingham., que fueron luego sustituidos por Kyle Hotz. Todos los guiones estuvieron firmados por Len Kaminski.
Como la mayoría de los cómics editados por Marvel, los personajes de una colección podían aparecer en otras y, a menudo, los hechos relatados dentro de una serie, tenían consecuencias en el resto. Por ejemplo, en el número 7 de la colección aparecía el protagonista de la colección Spider-Man 2099 o en el número 12, el protagonista de Doom 2099 accedía a un conocimiento que emplearía en el resto de colecciones.
El formato era cómcs mensuales de 24 páginas en los que se desarrollaba un argumento que continuaba a lo largo de varios números, acompañado de varias tramas menores que hacían necesario seguir toda la colección desde el comienzo hasta el final, mes a mes.
La historia estaba ambientada en el año 2099, en el universo Marvel, en un futuro donde no queda rastro alguno de superhéroes ni supervillanos. Se retrata una sociedad distópica donde las empresas multinacionales tienen más poder y control que los gobiernos y el medio ambiente se encuentra totalmente degradado por la contaminación. El protagonista es un joven pirata informático perseguido por haber robado unos valiosos datos a una multinacional. Al verse acorralado, y con su mejores amigos asesinados, conecta su mente al ciberespacio y se suicida. Su mente es rescatada por una inteligencia artificial que le propone transferir su conciencia al cuerpo de un robot de guerra provisto de una tecnología de origen extraño y adelantada a los avances de la época a cambio de trabajar como su particular programa antivirus para acabar con el mal y la corrupción. De esta manera, el protagonista se convierte en un corpulento robot cuya cabeza es una calavera cromada y llameante que a lomos de una motocicleta voladora buscará vengarse de quienes provocaron su muerte.
Ghost Rider Vs. Ghost Rider 2099:
Comparando las anteriores colecciones Ghost Rider, fundamentalmente las de 1973 y 1990, con Ghost Rider 2099 encontramos siempre el concepto de pacto demoníaco; que la motivación del personaje principal es siempre la venganza; y que se encuentra más cerca de ser un antihéroe que de ser un héroe o un superhéroe al uso, debido al empleo desmedido de la violencia o a la moralidad, en ocasiones, de sus actos. Sin embargo, en la versión futurista todo lo concerniente a la magia o a la demonología que rodeaba al personaje en sus orígenes es sustituido por elementos, aunque siempre fantásticos, tecnológicos e informáticos quedando las referencia a demonios como pequeños guiños o juegos de palabras (la empresa que busca destruir a Ghost Rider en el futuro se llama D/Monix y uno de los enemigos a los que se enfrentó en la colección estadounidense era un robot denominado L/Cypher).
Influencias cyberpunk:
La colección tanto a nivel gráfico como a nivel literario, tiene importantes influencias del subgénero cyberpunk: El concepto de ciberespacio como una realidad virtual a la que la gente se conecta a través de implantes en su propio cuerpo; la multiculturalidad de la sociedad (el personaje principal se llama Kenshiro Cochrane antes de encarnar a Ghost Rider y parece ser de origen asiático); el control desmedido que ejercen las empresas en la política y la sociedad; la constante búsqueda de lo que nos hace humanos en un entorno deshumanizado por la tecnología; la vuelta al tribalismo y la lucha por el territorio en una sociedad aparentemente tan avanzada… son temas tratados en novelas como Neuromante (William Gibson, 1984) o películas como Blade Runner (Ridley Scott, 1982).
Metaficción:
La serie se servía de la metaficción para crear ambiente y dar trasfondo a la obra. Con citas de publicaciones ficticias, el guionista Len Kaminski nos detalla, entre otras, cómo es la ciudad en la que se desarrollan la mayoría de las historia, Transverse City.
Diálogos:
Los diálogos están llenos de vocabulario y giros que dan un gran énfasis al entorno tecnológico, urbano y futurista en que se desarrolla la serie. Por ejemplo: el protagonista, al ver de nuevo a un viejo amigo al que creía muerto, va a "intercambiar archivos" en lugar de a hablar y al no recordar nada de los últimos acontecimientos reconoce que la última semana "es una pista defectuosa". Sin llegar a crear un lenguaje con una entidad propia como en La Naranja Mecánica (Anthony Burgess, 1962) sí se emplean además neologismos como neomarginados, micotoxina, neuorinterrogatorio…
Otras formas de enfocar la acción:
La serie no era prolija en el empleo de recursos narrativos. No obstante, se puede detallar algunos de los empleados:
El primer número empieza in medias res con el protagonista dando caza a quienes asesinaron a sus amigos para dar paso a una analepsis en la que vemos cómo murió y se convirtió en Ghost Rider. En el número 2, con la excusa de una "extracción holonemónica" a uno de los compañeros asesinados, se vuelve a hacer una restrospectiva de los hechos que dieron lugar al origen de Ghost Rider.
La primera página del número 5 narra la acción a través de viñetas uniformemente dispuestas para simular que se está viendo a través de un informativo televisivo. Y la primera página del número 12 enmarca la acción a través de la doble visión del robot al que se enfrenta el protagonista y el circuito cerrado de televisión del edificio en que luchan.
Lo viejo y lo nuevo:
Es difícil saber por qué triunfa una serie de cómics y por qué fracasa otra, aun cuando ha pasado el tiempo.
El caso es que la serie que nos ocupa, fracasó.
Podría haber varios motivos, como por ejemplo que a mediados de la década de 1990 el mercado estadounidense de cómics se hallaba sobresaturado de títulos y que la editorial Marvel no afrontaba su mejor momento económico. Lo cierto es que Ghost Rider 2099 tenía varios puntos en su contra: El aspecto gráfico de Ghost Rider recordaba quizá demasiado al robot protagonista de The Terminator (James Cameron, 1984) y Terminator 2: Judgment Day (James Cameron, 1991). Y los poderes de camuflaje, el pacto con una entidad misteriosa, el ser el avatar de la misma en la tierra recordaban no ya a los anteriores Ghost Rider, sino al personaje Spawn (Todd McFarlane, 1992). Además, las escenas ambientadas en el ciberespacio, no resultaban todo lo espectaculares que debieran plasmadas en las páginas de un cómic.
No obstante la serie contó con detalles que sobresalían por su calidad dentro de un cómic, en principio, de esas características.
En primer lugar, el protagonista no desea recuperar su humanidad. Cuando descubre que sus enemigos salvaron de alguna manera su cuerpo y lo conservan intacto, vacila durante un momento acerca de poder volver a su forma humana y a su vida anterior. Pero él mismo destruye su antiguo cuerpo aceptando para siempre su destino como Ghost Rider.
En el número 8, Ghost Rider se adentra en la mente de su antigua amiga, Kyle, para salvarla del coma en que está sumida. A lo largo del episodio, mientras el protagonista se halla en el subconsciente de la chica, se suceden las referencias a cuadros de Escher y a La Metamorfosis (Franz Kafka, 1915), parodiada como una serie policíaca de televisión en la que un sargento de la policía de Nueva York, Greg Samsa, se convierte en cucaracha y combate el crimen junto a su compañero Frank (sic) Kafka.
Se plantea un dilema ético cuando se enfrentan el periodista Willis Adams y Ghost Rider en el número 12. Ghost Rider está apunto de asesinar a una mujer fuera de sí que ha cometido varios crímenes de los que va a salir impune. El periodista le recrimina su actitud, ante lo que Ghost Rider la deja libre. La mujer, presa de una furia asesina, ataca al periodista quien acaba con su vida dándose cuenta de que la moralidad de los actos de Ghost Rider está a la altura de la circunstancias.
Por último, la importancia e influencia de los medios de comunicación de masas es un tema recurrente que se trata, precisamente, a través del personaje Willis Adams quien a menudo se enfrenta a la realidad de que sus informaciones son manipuladas por la empresa para la que trabaja para difamar a Ghost Rider.
Conclusión:
Una colección con más sombras que luces, cierto es, pero que es divertido revisar para plantearse si unos años antes, o unos años después hubiera tenido otro destino más afortunado. Además, permite leer el aceptable trabajo de un Len Kaminski que últimamente no se prodiga en el mundo del cómic y disfrutar de los dibujos de unos jóvenes Bachalo, Bukingham y Hotz en estado de gracia. No deja de ser una lectura entretenida para incondicionales de los subgéneros superheroicos y cyberpunk.
Enlaces:
Bibliografía:
- (1995) Ghost Rider 2099. Barcelona, Planeta DeAgostini ISBN de la obra completa: 84-395-3913-4.