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sábado, 30 de enero de 2016

Into the Badlands (Gough y Millar, 2015).



El futuro. La humanidad ha sufrido el azote de una gran guerra. Años más tarde: coches destartalados devorando kilómetros por caminos sin asfaltar, campos de Louisiana sembrados de opio, señores feudales que rigen con mano de hierro el destino de sus gentes y tipos con bombín y bigote empuñando katanas. A toda esta mezcla añadamos a un implacable y frío asesino en el que empiezan a despertar sentimientos y un joven desorientado que alberga en su interior un oscuro y devastador poder.
Esto es esto. No hay más. Ya está todo preparado. Ya estamos listos para disfrutar Into the Badlands.




Vaya por delante que a mí la serie no me ha gustado. Ya veiss qué cosas. Que sí, que me he visto la primera tanda de 6 episodios, pero es porque soy así de gilipollas. Al fin y al cabo soy español. ¡No necestiaba ver la serie para hablar sobre ella!.Pero pese a que soy un tipo terriblemente amargado, con mucho tiempo libre, sentado frente a un ordenador con conexión a Internet, no voy a poner Into the Badlands a caer de un burro sólo porque a mí no me guste.
Y es que a pesar de que esta serie no me entusiasme, he de reconocer que es muy buena. No se le puede poner pegas. Estoy seguro de que a muchos de nuestros lectores les va a gustar.
Cuenta con una muy cuidada ambientación. Las vestimentas, los decorados, tienen un toque decimonónico pero que, cuando nos sentimos inmersos en ese ambiente, nos saca de él con una bofetada en forma de un coche, una lámpara o determinado edificio para recordarnos que se trata de un mundo en decadencia.
La fotografía es espectacular. Tiene planos que son auténticas obras maestras. Los vivos colores que salpican los escenarios en los que nos movemos a través de increíbles movimientos de cámara, añaden gran dramatismo a las escenas. Se crea un contraste genial entre la oscuridad y la luz, el mal y el bien, la desolación y la esperanza,  que resume a la perfección el espíritu de la serie.
Desde el punto de vista del argumento, la serie es fácil de seguir, con una dosis justa de intriga y sin demasiados trucos ni giros argumentales.
Pero he dejado lo mejor para el final. Las luchas. ¡Qué luchas! Todo un derroche de medios para una producción televisiva. Pero ¿qué sentido tiene en pleno tercer milenio que escriba sobre las luchas? Vedlo con vuestros propios ojos.



Una serie fantástica en muchos sentidos a la que recomiendo que echéis un ojo. Creo que tiene suficientes elementos del western, de las películas de samuráis, del cine de acción y del campo de la ciencia ficción, del cómic y de los videojuegos, en fin, de todo lo que mola, como para atraeros. Con espléndidas escenas de lucha y con una gran banda sonora. Todos y cada uno de los detalles cuidados al detalle. Una apuesta arriesgada quizá para televisión, pero que a la vez estoy seguro de que les permitirá desarrollar una muy buenas historia.

Ya me diréis.

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